El argumento de este modelo recuerda al llamado "Teorema de Coase". En el contexto de los modelos económicos clásicos, basados principalmente en la ley de la oferta y la demanda, la actividad ganadera consitiría en que un productor (el ganadero) vendería unos bienes (carne, leche) a un consumidor, y el precio de la transacción sería aquel que maximizase la suma de los beneficios de ambos: un precio alto para que sea beneficioso al productor, pero no demasiado para que el consumidor pueda conseguir bienes a un precio asumible.
El problema radica en lo que en el modelo clásico llaman "externalidades": efectos beneficiosos o perjudiciales sobre terceras personas. En este caso la actividad de un ganadero (productor) genera una externalidad negativa sobre los demás ganaderos (que no son productores en el caso que nos ocupa, ya que los bienes vendidos no eran suyos, ni tampoco consumidores al no comprar ellos dichos bienes) al reducir sus recursos (el alimento de sus vacas).
Una solución tradicional, en una economía regulada por el estado, a este problema es el uso de mecanismos de internalización. En el caso de las externalidades negativas puede aplicarse un impuesto sobre la venta de carne o leche, impuesto que (en teoría) pagaría el ganadero a la comunidad para compensarla por la explotación de bienes comunes.
En una economía totalmente liberalizada y sin regulación estatal, sin embargo, la solución clásica es la sugerida por el "Teorema de Coase": si se asigna a cada bien un propietario ya se cuidará este de que la gestión de dicho bien sea optimizada (y, si es un incompetente y agota sus propios recursos, la comunidad no se verá afectada por ello). La solución propuesta es, por tanto, la privatización y parcelación de los bienes comunes.
Pero la parcelación propuesta por el Teorema de Coase encierra una injusticia en si misma: incluso aunque el reparto de bienes comunes se realice de forma equitativa entre los miembros presentes de una comunidad quedan excluidos los miembros futuros. Esto significa que en el futuro habrá miembros de dicha comunidad que habrán heredado parcelas y miembros que no, por lo que los recursos que en principio beneficiaban a todos en el futuro solo beneficiarán a unos cuantos privilegiados.
¿Cómo se soluciona esta injusticia? Una revolución comunista revertiría todo el proceso por el simple procedimiento de declarar nula la propiedad privada, pero la inseguridad jurídica generada por este procedimiento lo hace poco recomendable. Otra posibilidad menos radical consiste en el reconocimiento de que toda persona tiene derecho a percibir unos ingresos mínimos por la explotación de los bienes que una vez fueron comunes (o sea, todos) y la concreción de ese reconocimiento en lo que se llama Renta Básica Universal. Otra cosa, claro, es como se lleva a la práctica dicha Renta Básica, si como una percepción de dinero, unos servicios sociales básicos o una combinación de ambos.
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