domingo, 29 de julio de 2012

Banqueros y bancarios

Una amiga que trabaja en la banca me ha hecho llegar lo siguiente:

Hola, ¿qué tal estás? Te mando este mensaje para que me recuerdes la próxima vez que nos veamos que te comente algunas cosas sobre ese artículo que insta a los clientes a faltar el respeto y a montar un lío monumental al empleado de turno de su entidad bancaria, que el pobre no es más que eso un EMPLEADO, no un banquero. Y ese "patético plato de...es su SALARIO, tal y como cualquier otro trbajador. Y no es cruel, ni despiadado, ni es el enemigo ni nada de todo eso que ahí se dice. Y por supuesto, en NO es el que pone las normas. Y por último, decir que está tan jodido por el sistema o MÁS que el resto de curritos de este país, ya que lleva sobre sus espaldas el equivocado estigma ese de ser "banquero".

Te animo a seguir con tu lucha, pero siempre desde el respeto.
Un fuerte abrazo. Nos vemos.

No sabes bien por lo que estamos pasando nosotros
A toda esta mierda tenemos que sumar que los prejubilados no han sido sustituidos, ni tampoco mandan a nadie para sustituir vacaciones. Y las presiones de cumplimiento de objetivos son descomunales. Y encima,.como somos los malos de la película,todo el mundo carga contra nosotros.

Y en fin, que no te aburro más con este rollo. Tú que tienes cierto poder en la red, hazlo saber. Un besito, que sigas bien.


Ayer mismo otra persona, cuando le llamé banquero, me corrigió diciendo que era "bancario, no banquero". Según Fundeu BBVA 

Banquero es el propietario o alto directivo de un banco o de una entidad bancaria.
Bancario es aquella persona que trabaja en la banca sin ser banquero.
Estos términos no deben confundirse.
O, como dicen de forma mas sencilla en Forocoches
banqueros = peces gordos
bancarios = currelas

(por simplificar) 
Y, ciertamente, hay mucho currela en las oficinas bancarias que lo único que hace es su trabajo lo mejor que puede y con la pretensión de llegar a fin de mes, como todo hijo de vecino. Lamentablemente las oficinas de cajas y bancos se han convertido en un campo de batalla mas, y los bancarios (que no banqueros) se han visto situados en la primera línea de defensa del sistema. Y comprendo lo desagradable de que a uno lo señalen como "esbirro o parásito del sistema": yo soy funcionario, y también me he llevado lo mío (y lo que me queda, porque por alguna misteriosa razón parece haber una amnesia generalizada que borra los recuerdos de las movilizaciones de funcionarios).

¿Y ahora que? Pues lo cierto es que yo no creo tener ese cierto poder en la red. Puedo montar o no un espectáculo en la puerta de un banco (como un par de caceroladas a Bankia en las que he participado, por ejemplo), pero no puedo hacer que nadie lo haga o deje de hacerlo ¿Hay alguna solución al dilema? ¿Alguna  forma de sortear la barrera humana de currelas que protege la retaguardia de los auténticos banqueros?

Quizá si la haya, pero ni está en mi mano ni es una solución sencilla, y requiere grandes dosis de valor por parte de los bancarios.Alguna sugerencias que se me ocurren:
  • Retirar la publicidad de mal gusto. Al currela no bancario puede soliviantarle el ver ciertos anuncios en los escaparates de los bancos: les da la sensación de que la empresa les está dando información poco fiable, y el hecho de que ninguno de los empleados retire los anuncios les lleva a desconfiar también de ellos.
Esto solo para empezar. Para continuar estaría bien que los propios bancarios plantasen cara a los banqueros presionándolos (mediante comunicados, huelgas, etc) para que cambien las normas que les obligan a trabajar por objetivos para que la empresa obtenga los beneficios deseados cueste lo que cueste. Esto último, claro, no es nada sencillo: en la empresa privada una medida así es una invitación al despido. Pero me temo que tarde o temprano todos tendremos que enfrentarnos a la disyuntiva que nos obliga a elegir entre renunciar a nuestra dignidad con la esperanza de que así conservemos nuestro empleo o plantar cara a riesgo de perder un empleo que, de todas formas, tampoco está claro que no vayamos a perder.

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