domingo, 11 de mayo de 2014

Tener ideología no es malo, señor Dans

Pues, con todos mis respetos, no estoy de acuerdo con el twit de Enrique Dans. Según la RAE "ideología" es el "conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc."

En realidad una ideología no es otra cosa que un modelo de la realidad. Este modelo debe estar mas o menos simplificado para poder ser útil (no existe el modelo "perfecto": cuanto mas detallado sea mas difícil será de utilizar para llegar a conclusiones válidas, pero cuanto mas simple mayor será la probabilidad de que lleve a conclusiones equivocadas).

Un modelo es una construcción mental: una elaboración interna de cada persona construida con la información que le ofrece el entorno. Eso implica el hecho de que la construcción de un modelo no es individual, sino colectiva: cada uno de nosotros influye en la construcción de los modelos mentales de cada una de las personas que nos rodea, y cada persona que nos rodea influye en nuestros propios modelos mentales. Es por eso que hay muchas ideas que son compartidas por muchas personas, y son estas ideas comunes las que definen la pertenencia a tal o cual colectivo, corriente de pensamiento, filosofía, ideología o como prefiramos llamarlo.

Afirmar, por lo tanto, que las ideologías son "el crack mas dañino y peor cocinado que pueda existir" es hacer apología del mas absoluto vacío mental, cosa poco recomendable en unos tiempos en los que, precisamente, los partidos que se perpetúan en el poder dependen de mantener al potencial electorado en un estado de coma profundo que les impida pensar. Es, precisamente, esta falta de pensamiento crítico (imposible si se carece de un modelo, llamémosle ideología o de cualquier otra forma), lo que permite que todo sea posible para quien ha llegado hasta la sala de control del poder político.

Quiero pensar que donde Enrique Dans ha dicho "ideologías", en realidad, quería decir "dogmas". Un dogma es una premisa cerrada, no sujeta a crítica ni reflexión ninguna y, por lo tanto, de naturaleza inmutable. Eso sí que es una droga dura, y no una ideología. Hay creyentes y pensantes: los creyentes simplemente creen pero los pensantes, además, piensan. No es lo mismo.

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