Si realmente estás a gusto con el actual estado de cosas no te reprocho que te quedes en casa. Tal vez a tí te vaya bien y, oye, comprendo que nadie quiera cambiar nada cuando el viento le es propicio.
Pero si eres de los que piensan que así no vamos a ninguna parte o, mejor dicho, que vamos de cabeza al infierno ¿No te sentirías un poco mejor si intentases hacer algo? Aunque solo fuese por acallar tu conciencia, aunque solo fuese por poder decirle a tus hijos, en el futuro, que intentaste cambiar las cosas cuando todavía era posible hacerlo.
Porque, veamos, admito que hay quien está convencido de que es imposible cambiar el sistema desde dentro y, en consecuencia, están intentando cambiar el sistema desde fuera. Lo entiendo, e incluso lo respeto y admiro la valentía de defender sus principios hasta el final ¿Pero eres tú uno de esos que cambian el
mundo desde fuera del sistema o, simplemente, eres de los que estás esperando
a que otros lo cambien por tí? ¿O quizá eres de los que esperan que el mundo no
cambie, que vuelva a estar donde la televisión te ha dicho que debería estar?
Si eres uno de estos últimos tengo malas noticias para tí: ni el mundo va a volver a ser el que era, ni llegará a ningún buen puerto si tú, y otros muchos como tú, no hacéis nada para cambiarlo, ni desde dentro ni desde fuera del sistema.
Así que te propongo que el domingo, día en el que seguramente tengas un rato libre para pasear, te acerques a tu colegio electoral (que, probablemente, estará cerca de donde vives) y deposites tu voto en la urna. Es gratis y sencillo, no implica ningún riesgo personal y, además, nadie va a saber a qué opción has votado (y tienes 39 donde elegir).
Claro que también puedes quedarte en casa. Y no, no es cierto que luego no tengas derecho a protestar: ese derecho es tuyo hagas lo que hagas. Simplemente te recuerdo que ahora tienes una oportunidad para hacer algo, y que la próxima no será hasta dentro de cinco años (salvo colapso político grave, claro).
En cualquier caso alguien ocupará esos escaños, independientemente de que tú votes o no, porque alguien los votará: su opinión será tenida en cuenta... pero la tuya, si no vas a votar, no lo será ¿De verdad quieres dejar en manos de otros una decisión así?
Tienes un fin de semana para pensarlo.
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