El Gran Hermano nos vigila, pero eso no es de ahora

Hay una corriente de sorpresa e indignación en las redes a propósito de ciertas noticias relacionadas con la vigilancia a ciudadanos a través de Internet. Los demonios de turno se llaman NSA, Obama, Policía Nacional, Gallardón, etc.

No voy a decir que no esté indignado (que lo estoy), pero solo en la medida en que un cubo de agua fría molesta a quien camina bajo una lluvia torrencial. Lo que me sorprende no es que Obama o Gallardón hablen de estos temas: lo que me sorprende es que alguien crea que esto es nuevo. En realidad es solamente otra vuelta de tuerca.

• 1971: Perry Fellwock (bajo el seudónimo de Winslow Peck), entonces analista de la NSA, comienza a divulgar información sobre las actividades de espionaje de las agencias norteamericanas.
• 1976: Winslow Peck revela la existencia de ECHELON, una red diseñada para interceptar comunicaciones electrónicas y usada, presuntamente, por Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda (aunque podría haber sido utilizada ocasionalmente por otros países).
• 2001: el Parlamento Europeo confirma la existencia de ECHELON. Ese mismo año, en España, el gobierno de Jose María Aznar destina trescientos millones de pesetas a la creación de SITEL, un sistema de interceptación de comunicaciones electrónicas de ámbito nacional.
• 2005: la Asociación de Internautas denuncia la falta de garantías de la normativa de interceptación de comunicaciones.
• 2007: el gobierno de Jose Luis Rodríguez Zapatero destina 854.400 euros para la puesta en marcha de SITEL.
• 2008: el Tribunal Supremo decide que no es necesaria una autorización judicial previa para que sea legal la interceptación de comunicaciones electrónicas. Ese mismo año el Pirante Partei (partido pirata alemán) denuncia que la policía está requisando ordenadores de algunos de sus afiliados, achacándolo a su denuncia de que la policía alemana estaba usando troyanos para espiar a los ciudadanos. Ese mismo año comienza la tramitación, en el Parlamento Europeo, del llamado "paquete Telecom", que incluye las "enmiendas torpedo" (algunas de las cuales amenazarían la privacidad de los usuarios de Internet): en España verdes, piratas y diversas asociaciones colaboran para hacer frente a la amenaza, y otro tanto ocurre en el resto de Europa.
• 2010: el Piraten Partei divulga la existencia del sistema INDECT, destinado a monitorizar a los ciudadanos con el fin de prevenir "el terrorismo y otras actividades criminales". Ese mismo año el Ministerio de Justicia del Reino Unido decide que, junto a los terroristas, hay que vigilar a otros colectivos como los ecologistas. La Unión Europea incluye, entre los colectivos violentos, a la extrema derecha/izquierda, islamistas, nacionalistas, antiglobalización, etc en un documento que será considerado como una herramienta en la lucha antiterrorista. En el Tribunal Supremo, mientras tanto, comienzan a tener dudas sobre el control de los datos volcados en SITEL.
• 2011: Baviera admite que el uso de troyanos por parte de la policía (tal y como denunció en 2008 el Pirante Partei) es real al menos desde 2009. El troyano alemán se extiende ya por Suiza, Austria y Paises Bajos.
• 2012: diversos artículos en prensa afiman que el 15 M es vigilado por la CIA y por la Policía Nacional.

El Gran Hermano nos vigila, sí, pero eso no es nuevo. Si acaso cada día afina un poco mas sus instrumentos. Lo realmente sorprendente es la cantidad de gente que sigue sin creérselo.

¿Quién fue el primer pirata del copyright?

Entre los comentarios a un reciente post de David de Ugarte hay uno de Fernando da Rosa del que podría entenderse que el primer "pirata del copyright" fue un tal Henry Hills, y del que se hace eco Javi de Rios en su blog:

En realidad el término piratería aplicado a la industria editorial tiene raíces muy antiguas, fue aplicado a Henry Hills por el 1707, época de piratas, pero él solo imprimía libros a bajó costo, gracias a la nueva tecnología de la época, para “beneficio de los pobres”, entre otras cosas su obra género una respuesta a través del estatuto de la Reina Ana de 1710. Tal vez estemos viviendo una revolución como la de aquella época, cuando se popularizo el uso de la imprenta en Europa y algunos editores empezaron a hacer, lo que algunos llamaron “piratería”.

Sin embargo, si hay algo de cierto en la leyenda, el primer acusado de "piratería del copyright" no fue Henry Hills, sino el monje Columbkille (hoy mas conocido como San Columba), en la Irlanda del año 560.

Según cuenta la tradición Columbkille realizó, a escondidas y sin permiso, una copia manuscrita de un libro que encontró en la biblioteca del abad Finnian, quien reclamó dicha copia al descubrir las actividades clandestinas de Columbkille.

Columbkille, que era un orgulloso miembro del clan de los Ui Dhomhnaill (actualmente mas conocidos como O'Donnell) se negó a obedecer al abad, y el rey Diarmaid tuvo que intervenir. Se cuenta que Diarmaid argumentó que al igual que el ternero es del dueño de la vaca, la copia es del dueño del libro, dando así la razón al abad Finnian.

A partir de aquí la historia se vuelve cada vez menos creíble, porque según la tradición la respuesta de Columbkille a la decisión de Diarmaid fue una rebelión que culminó en la Batalla de Cúl Dreimhne en el año 561, que terminó saldándose con gran cantidad de muertos por ambos bandos y con la derrota de Columbkille. Se cuenta que Columbkille fue exiliado a Escocia a conseguir para la fe cristiana una conversión por cada uno de los caídos en la batalla que había provocado.  De lo poco creíble la tradición pasa al género fantástico al atribuir el éxito de la misión evangelizadora de Columbkille al hecho de haber puesto en fuga a un monstruo que habitaba en el rio Ness (a partir de aquí entramos en el terreno de Iker Jiménez).

El caso es que el exilio de Columbkille es considerado como el inicio de una oleada evangelizadora que, partiendo de Irlanda, se extendió por la Europa medieval, y que junto al cristianismo de Columbkille divulgó otra cosa: su pasión por los libros.