sábado, 15 de marzo de 2014
¿Por qué son tan importantes las primarias?
Las primarias no son la panacea que cura todos los males, pero al menos dificultan que una oligarquía se haga con el control de un partido y detente la representación de los ciudadanos.
Intentaré explicarlo de manera sencilla. Imaginemos un miembro de un partido con aspiraciones a vivir de la política consiguiendo un puesto en algún parlamento autonómico, en el Congreso de los Diputados, en el Senado o, como es el caso en estos momentos, en el Parlamento Europeo. Supongamos que la inclusión de dicha persona en una lista electoral en una posición con posibilidades de conseguir el ansiado sillón dependa de los apoyos que pueda conseguir en la cúpula del partido. Supongamos, además, que dicha cúpula le haya tomado apego a su posición de poder y, en consecuencia, procure favorecer a los miembros del partido que les sean afines y hacer la vida imposible a aquellos que les lleven la contraria.
En un caso así lo mas probable es que la cúpula del partido confeccione las listas incluyendo en ellas a los miembros que les apoyen incondicionalmente y excluyendo a los críticos. Esto, en sí mismo, no es necesariamente malo si la cúpula está formada por personas honradas e inteligentes... pero el riesgo de que esto no ocurra es demasiado alto ¿Por qué? Pues porque la concentración de poder en una oligarquía la convierte en objeto de deseo de todo grupo con ansias de poder, como por ejemplo las grandes empresas.
Aquí entran a funcionar los lobbies: un lobby es un grupo empresarial, o un conjunto de empresas, que realiza contactos con los poderes públicos para conseguir un trato favorable a sus negocios. A menudo el trato conseguido está en los límites de la legalidad o mas allá de este límite, y cuanto mas alto sea el montón de billetes puesto encima de la mesa mayor es el control ejercido por el lobby de turno sobre el gobierno.
Al final la cúpula del partido termina siguiendo las directrices de los lobbies y haciendo oídos sordos a lo que le piden los ciudadanos en calles y plazas. Quienes aspiren a formar parte de una lista electoral, por supuesto, seguirán también las directrices de la cúpula del partido (es decir, las de los lobbies).
Un sistema de primarias abiertas, sin embargo, permite que cualquiera (sea del partido o no) pueda formar parte de la lista electoral y que cualquiera (sea del partido o no) pueda decidir quien forma parte de esa lista y en qué posición. De esta forma se impide que sean los lobbies quienes decidan quien forma parte de las listas electorales.
A partir de aquí queda en manos de los ciudadanos elegir entre votar a candidatos elegidos por otros ciudadanos o votar a candidatos elegidos por lobbies. Y no se fíen: incluso partidos como IU le deben dinero a los bancos.
Algunos, mientras tanto, nos curamos en salud y apostamos por un sistema de primarias abiertas.
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